EL PATINETE ELÉCTRICO

 

EL PATINETE ELÉCTRICO 

Dedicado a MILENA BUSQUETS TUSQUETS 

con todo mi afecto y simpatía y por haberse acordado de la mala suerte del pobre alcalde de Badalona  

 

Está desayunando en FARGA, prepara su próximo viaje a PARIS , su viejo amigo Massip,  el buen farmacéutico de la Calle Bertrán, le ha recomendado una cena en “Le ciel de París” , un restaurante impresionante en la planta 33 de un rascacielos en el barrio de Monrtparnasse.

-  La sede de ORANGE- le dijo Massip -va girando muy lentamente sin detenerse nunca, mientras cenas ves todo París-.

Marimón cierra sus ojos y se ve en La Place Vendome, como la primera vez que estuvo en la ciudad. Esa noche vio salir del cercano Hotel Ritz a Kate Moos, con una sencilla elegancia deslumbrante. Recuerda como  quedó petrificado cuando la vio, tan bella, tan deliciosa, tan  gamberra. 

Lee en la contra de LV de un desconocido Profesor de Boston , OTTO SHARMER : “Somos una civilización que se desmorona y se acaba. Estamos ante el abismo. En el funcionamiento del trabajo en grupo o en equipo, como se decía antes, Debemos pasar del EGO al ECO. "

Otto Tiene toda la razón. Lo anota en su Cuaderno.

Una chica joven, distinguida , muy delgada y con unos ojos azules que hechizan , le pregunta a su joven amigo si puede subirse a su patinete eléctrico. El chico le sonríe embobabo mostrando su aparato dental de niño bien,  de  última generación,   sintiéndose inferior a ella, le dice que que se suba que no pasa nada,  que tiene tiene prisa por llegar a la plaza Bonanova. Ella deja ir un gritito de placer irresistible mientras pegados los dos vuelan Paseo abajo.

Mientras , un matrimonio de dos viejos con mascarilla amarilla , como dos pequeños cuervos clonados, lo controla todo, especialmente ella que lleva la voz cantante, con su horrible chapita  patriótica con el eslogan "Torra for Premi Nobel de la pau" ,  en la solapa de su gordo cuerpo. Lo observan todo con prepotencia, asco y odio. El viejo recrimina a gritos a la chica de que no puede subir al patinete eléctrico , pero ella ya está lejos.

Entonces él enciende un cigarrillo, aspira todo el humo que pueden sus pulmones , se levanta, se dirige a los dos viejos y les hecha todo el humo del tabaco en su cara atónita. Sigue andando como si nada y gira a la derecha hasta también desaparecer del lugar de los hechos. Le parece oír  como la vieja gorda dice algo con su voz grosera, pero él no entiende nada de lo que dice, y se marcha tan tranquilo. 

                                                        FIN