LA EUTANASIA DE CASSEN - Cap. I
LA EUTANASIA DE CASSEN
“El verdadero héroe es el que se divierte solo” Charles
BAUDELAIRE
Clínica
Bernard Tavernier, Lyon (Francia)año 2061
Capítulo 1
Cassen era un vividor apasionado y apasionante, al menos así siempre se lo decía su adorada Nekane, fallecida hacía tan solo 6 meses en un accidente de circulación en las costas de Garraf; y ahora, para su mayor desgracia, se daba cuenta demasiado tarde que ella había sido la única mujer que de verdad lo había querido sentidamente en su tortuosa vida. La única. Demasiado tarde.
Tras el trágico
suceso, Cassen padeció una grave depresión, dejó el bufete a su hijo único
Jaime Sendra y a su esposa Patricia, con los que logró reconciliarse, y tras
una larga estancia con los buenos sacerdotes del clandestino Monasterio de
Poblet (Montserrat no quería competidores y la Generalitat se encargó del resto…),
había decidido poner su punto final, para ello había huido de Cataluña para ingresar en
la Clínica Bernard Tavernier de Lyon. En Francia sí estaba permitida la
eutanasia.
En Cataluña,
la Ley de la Eutanasia aprobada en España el año 2020 había sido derogada por su
Govern teocrático, presidido por una implacable mujer conocida como Madre
Superiora I de Cataluña y III de Andorra (1), y ello en virtud de la
Disposición adicional 66666 del Decreto de medidas urgentes y colectivas y
obligatorias, conocido popularmente como el Libro de las prohibiciones, que entró en vigor, sin trámite parlamentario
alguno, de hecho el Parlamento era sólo un simulacro, al finalizar la guerra
civil en 2039.
Ya perfectamente instalado en su cómoda habitación
de aquella Clínica francesa, con la calefacción al máximo, Cassen podía aún
recordar parte del sueño que tuvo la primera noche de su estancia: se veía
perdido, en una noche con luna llena, muerto de frío, atravesando un bosque de
árboles gigantescos en medio de los aullidos de los lobos, y sólo gracias a su excelente dominio del
cielo se dejó guiar por la Osa Polar y así pudo encontrar el camino de regreso,
un camino tan recto y tan largo que parecía una obsesión.
No
conseguía recordar nada más, y ello le dolía enormemente.
De repente,
como por arte de magia, se hizo la luz. Una luz blanca en forma de cuerpo de la
enfermera de noche, que hacía su entrada con un conjunto de bata bien ajustada,
con una cinta roja entrelazada, gorrito con una pequeña cruz roja y liguero, y que
en actitud muy traviesa, venía a comprobar sus constantes y sonantes.
-Buenos
días Sr. Cassen, ¿cómo ha pasado la noche?
Cassen
aprovechó un descuido de la joven mientras trajinaba con los muchos aparatos
alrededor de la cama, para rozarle bien, con sus estratosféricos y peludos dedos, su
bello culito, y ella se dejaba hacer, dejando escapar sonrisitas.
-Ay… hija
mía… que duro es envejecer…, dijo él interpretando lastimosamente al enfermo
imaginario de Molière.
-Le
convendría afeitarse Monsieur, que así estará más guapo – le decía mientras se
alisaba su mini falda.
-¿Guapo yo?
, si parezco un engendro. Sólo quiero morir sin dolor, no aguanto el
sufrimiento físico, ya he pasado bastante en mis varias vidas (2) . Ay… si me hubieras conocido de
joven, entonces si era guapo, la de chicas que he conocido en mi penosa vida,
si yo te explicara petite Felicia Pokelin … - una sonrisa maliciosa pero llena
de cándida inocencia iluminó algo el rostro de Cassen.
-A ver
Monsieur, qué pastillas prefiere para desayunar, la A, la B, la C, la D, la E ,
la Fe …
-¿Fe?, qué
fe quieres que tenga querida mía. Estoy acabado… –Cassen como actor aficionado
que fue en su primera juventud antes de la guerra, interpretaba perfectamente
su papel de víctima para enternecer el corazón de aquella bonita muchacha.
-Venga
señor, ánimo, le voy a poner una pieza de piano que nos sirve de terapia para
animar a nuestros pacientes en la primera fase de su ingreso, para intentar que
renuncien o al menos aplacen al máximo su decisión fatal. No hay nada para
empezar el día con optimismo como Just in
time. Y bajo ningún concepto, no se tome todavía la píldora negra, la M. Que
mientras hay vida, hay esperanza.
-¿De qué
pianista me hablas hijita?
-Pues de
Oscar Peterson y su famoso tema “Just in time” – la sonrisa de aquella joven
hizo brotar emotivas e invisibles lágrimas de sus ya gastados ojos.
Dicho y
hecho. Al oír los primeros compases, Cassen casi saltó de la cama para poder
bailar.
-No me ha
dicho la pastilla que desea tomar. Sepa que soy su servidora para lo que usted
precise. Para cualquier cosa me tiene a su disposición.
-¡Ya se
cual quiero¡ - exclamó lleno de ilusión - Viagrina , sí deseo tomar viagrina,
que creo es la S.
-Ay que
pillo es usted, ya lo dicen los españoles : genio y figura hasta la sepul… - no
la dejó terminar, se lanzó hacia ella, la tomó con toda suavidad de sus manos y
la sacó a bailar al son del piano de Peterson por la gran habitación.
-Vigile que
no entre el Doctor Monsieur, que luego me riñe por las subidas de tensión…. –
dijo ella con voz de fingida inocencia.
-te voy a
dar… no tensión, sino alta tensión, ya verás cómo te divertirás con este pobre
viejo, no te arrepentirás amorcito mío.
La escena
fue interrumpida con la entrada en la habitación del Doctor Popinga (3).
Cassen reaccionó
como un gato y saltó de nuevo hacia su cama.
-Dígame
Doctor … - dijo Cassen rascándose su grano de la cara mientras levantaba su
rodilla para disimular su erección – usted dirá… usted manda… y como se dice
donde manda capitán, no manda…
-Jajaja…
siempre en forma amigo mío, ya puede retirarse Felicie (4) , ya hablaremos luego
usted y yo… Y la sumisa y dulce
enfermera abandonó la habitación no sin cierta preocupación en su rostro.
-Mire amigo
mío, déjese de vulgares refranes y vayamos al grano. En primer lugar, le traigo
una sorpresita - y el Doctor sacó de su bolsillo una píldora rosa en forma de
triángulo – tómesela esta tarde antes de su obligada siesta , le garantizo una
tarde plena de sueños eróticos o mejor dicho pornográfico, como los que a usted
le gustan.
Cassen no
podía dar crédito a lo que veía. Le habían hablado de lo liberal y abierto que
era aquel hospital, pero no se lo imaginaba tan libertino.
-Más que un
hospital Doc (así le llamaba), y se lo
digo con toda mi confianza y cariño , esto parece un burdel de lujo. Bien,
bien, bien, así me gusta… – por un instante se veía a sí mismo de nuevo al
frente del Bufete Sendra.
-Jajajaja ,
eres incorregible mi querido Casto. Bien, ahora debemos hablar de tu decisión: ¿para cuando tienes decidido despedirte del mundo?
-Doc , en
el camino hacia mi perdición, le pregunto igual que si usted fuera mi padre que
Dios guarde en su seno, ¿qué puedo dar? , ¿qué puedo aportar al mundo antes de
morir sin dolor, sin molestias ni sufrimientos físicos?.
Y el buen
Dr. Popinga se quedó en blanco.
FIN 1ª parte
NOTAS DEL AUTOR
(1) Como
ya se ha dicho en anteriores Capítulos de “Conversaciones entre abogados y
abogadas de Barcelona”, Andorra era el único Estado de Europa que reconoció a
Cataluña como nuevo estado independiente.
(2) En
aquella época, en los países más avanzados del planeta Tierra, ya estaba científicamente probado y aceptado
incluso por la OMS , que el ser humano
docto podía vivir varias vidas a la vez en universos distintos.
(3) Dr.
Popinga : ver el relato ….
(4) En
recuerdo de la pequeña obra maestra de George Simenon : “Felicie est la”
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