MARIMON Y LA REVOLUCIÓN SEXUAL EN EL ASCENSOR

 

MARIMÓN Y LA REVOLUCIÓN SEXUAL EN UN ASCENSOR

En un lunes cualquiera de primavera. 

Aquel pobre hombre le contó que luchaba consigo mismo para intentar enterrar un recuerdo amoroso a dos metros de profundidad. Lo metió en un pequeño ataúd, antes le insertó una pajita para permitirle respirar y en su remota esperanza poder desenterrarlo con vida y aferrarse a él para ya no soltarlo jamás. A Marimón le recordó aquel capítulo genial y escalofriante de la serie "The sinner" (una de las más complejas y brillantes que ha visto en su vida)  en el que dos íntimos amigos juegan continuamente con la muerte. Así, cada día al amanecer podía visitar a su amor, dándole agua a su recuerdo sepultado a través de aquella pajita. 

No sabe como, harto de escuchar al pobre loco , le vino a la memoria una  tarde pasada en el Hotel Colón de Caldetas ,  cuando tras una comida en la playa con el Sr. Masuet y un Notario muy gordo y simpático de Mataró del que no recuerda su nombre pero si lo que llegó a comer y a beber tras firmarse las escrituras, al retirarse a su suite para su invariable siesta diaria, se topó de frente con aquella joven camarera que les había servido la comida a pie del mar , y que resultó ser una brillante licenciada en Derecho holandesa que dominaba a la perfección el español. 

Eres tan pijamente atractivo.... - le dijo aquella belleza rubia mordiéndose deseosa su  labio inferior a cada instante para ponerle más y más. 

¿Quieres que te enseñe que vistas tengo...? . Hasta se ve el Tibidabo...  Barcelona... verás lo bonito que es...  

En tres segundos , ambos dentro del ascensor , ella se le abalanzó como una fierecilla, metiéndole su lengua hasta el fondo de su gola, mientras él le acariciaba su entrepierna con extrema suavidad, notando su humedad relativa , y ya dentro de la habitación, ambos recién duchaditos , él se lució habilidoso comiéndole sus partes bajas muy despacio , sin prisas , total ya había acabado su fácil trabajo matinal. Sus gemidos de placer se oían a tres leguas y cien metros, tal era el escándalo que él por un momento se asustó, incorporándose. 

Voy a fumar, ¿quieres?. Ambos fumaban  tras un segundo revolcón, y por sorpresa ella le cantó, le pareció un tema de  las Grecas. y recordó a la pobre que murió por una sobredosis de heroína, y sintió mucha, muchísima emoción, pero logró contener sus lágrimas, disimulando sin dejar de mirarla, cantando desnuda, bailando encima de la cama,  con una gracia femenina deliciosa : 

"No sé que tienen tus ojitos que me vuelven loca, que me vuelven loca , loca , loca ...no sé que tienen tus ojitos..... tralará tralaré " 

Sobreponiéndose, él le cantó aquella célebre canción de Sarita Montiel: 

Fumar...fumar es un placer.. la la la la , fumando espero ,,,, al hombre que más quiero ... pam pam pam ... fumando espero ....

Tras el humo de aquel cigarrillo interminable , Marimón se encontró de nuevo al viejo , que resultó ser su nuevo y único cliente el Sr. D. Luís Masuet. 

Vigile con mi enfermera... vigile que le conozco pillo... por la noche es mí enfermera, es muy buena chica, y con lo que le pago puede enviar dinero a sus padres a Guatemala, que viven en una choza...saps nano? . 

A sus ordenes D. Luís ... , ¿que le pido para cenar?, ¿quiere que se le lo suban o bajará usted a la terraza del comedor?

Mientras esperaba su respuesta, no pudo reprimirse más, descubrió que se había echado a llorar sin darse cuenta. Las lágrimas le corrían por su nariz . Ni veía , ni olía . Se sentía transportado y se veía nadando en la piscina termal de aquel Hotel-Balneario, donde tan buenos momentos pasó.  Ni sabía porqué lloraba, sería de alguna fijación que tenía en su subconsciente. Era un abogado mono maniático. 

                                            FIN 

Barcelona a 6 de febrero 2021 (entre vuelos de helicópteros en medio del miedo al caos imperante de una Barcelona que ya no es su ciudad)