EL ASCENSOR

 

 





                   EL ASCENSOR

 

Jeremías encontró trabajo como encargado de un supermercado en El Prat. Llegó el día. Madrugó, tomó su café, se duchó, se afeitó dos veces, se vistió con su único traje y salió tranquilamente con tiempo suficiente. Tomó el metro hacía su destino, previo transbordo. Sentado en aquel vagón abarrotado, memorizaba su discurso de presentación, cuando se percató se había pasado la parada el corazón, el corazón  le dio un vuelco. Retomó el paso, corriendo por los pasillos, decidió tomar el ascensor directo al andén. Una mujer gorda le recriminó que no llevara puesta la mascarilla. Sólo estaba él, un viejo con una maleta enorme y aquella mujer cargada a rebosar con la cesta de comida. Se la imaginaba hinchándose. De repente el ascensor se paró por exceso de peso. El  pobre viejo llamó al timbre pidiendo ayuda.  Pasaban los minutos, no acudió nadie. No llegaría a tiempo. La gorda era la culpable. ¡Más de una hora en aquel maldito ascensor a su lado¡.  La mujer le miraba continuamente con desprecio y aire de superioridad. El viejo temblaba. De repente la gorda soltó un pedo como un trueno y el hedor era tal que vomitó encima de ella  ¡Eres un cerdo¡ - dijo la mujer. Fue entonces cuando la agarró del cuello y la estranguló. Por su culpa había perdido la oportunidad de su vida. Sólo recuerda despertar en el calabozo de la policía que le imputaba el asesinato.

                        FIN

 

Comentarios

  1. muchas gracias anónimo, me he tomado unos meses de descanso, ya en 2024 vuelvo cargado de fuerza e ilusión. A Soms

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