EL DOCTOR MELÓN - CAPÍTULO III

 




             
MASSIEL CANTADO LALALALALA

             EN EL FESTIVAL DE EUROVISIÓN




III

Aquella  lluviosa tarde de otoño, tuvo una visita de un antiguo paciente : el Sr. Angel SERVILLETA PORRÓN.

El Sr. Servilleta llegó puntualmente y su hombre de confianza  MARIANO el Colombiano, que se ocupaba de la recepción y la sala de espera, y de todos los encargos del tipo que fueran que le ordenaba el Doctor, le ayudó a quitarse el abrigo de piel de foca.

- Jefe ya ha llegado su paciente. ¿Lo hago esperar?

- A ver, imbécil , ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames Jefe ante extraños? ¡Me nombras como Sr. Doctor¡. ¡Que espere 20 minutos en la Sala de espera ¡- dijo con voz de mujer refunfuñona - . Y ofrécele café, creo que hay un par de “INTERVIU” en la mesa

- Ok Sr. Doctor. A sus órdenes mí caudillo.

Durante aquellos interminables veinte minutos, Servilleta observaba los gestos de aquel tipo, vestido de forma ostentosa, con una aguja de oro en la solapa, con el cabello engominado y perfectamente peinado, su manera de moverse, la mirada ausente, no paraba de jugar con unas canicas en su larga y pálida mano con unas largas uñas , era  un tipo anormalmente alto, muy feo, muy moreno, con todo el rostro con marcas de viruela, calvo, con una minúscula nariz y  una gran boca con un espeso bigote. Transcurrida la espera  con un gesto mostrando la puerta de la consulta,  hizo pasar al paciente. No le había dirigido la palabra ni le había mirado los ojos, y se olvidó del café, las revistas seguían en su sitio.

-Pase, pase, pase Sr. SERVILLETA, pase hijo mío y siéntese allí, allí – sin levantarse de su asiento, le mostró la silla con su un dedo gordo como una morcilla.  En aquel oscuro consultorio se respiraba un ambiente extraño,  era una gran sala rectangular, con las paredes de color amarillo y  con todas las ventanas cerradas cubiertas de cortinas negras   que impedían la entrada de luz natural, sólo una lámpara de mesa de dos focos enfocaban a duras penas los rostros del Doctor y del paciente.

- Perdone la espera Sr. Servilleta, tenía que terminar un Informe con un diagnóstico realmente dramático. Cáncer terminal. Siéntese , siéntese, amigo mío, amiguito del alma –el Dr. usaba su tono afeminado para suavizar el ambiente.

- No pasa nada Doctor Melón, lo entiendo perfectamente, yo… - Resultaba casi imposible verle la cara.

 -  Vamos a ver… vamos a ver … , aquí está su expediente: ejem…, ejem… - el Doctor se hurgó la nariz  para sacarse un gran moco verde  que se engulló con placer. Mmmmm…. Bocata di cardinali – . ¿Quiere?, ¿no? , tengo una cajita llena de mis mocos, bien, usted se lo pierde. Se sonó la nariz de nuevo y  se tiró un pedo que sonó como un trueno.

- Vamos al grano señor enano - El Doctor se rió con su tontería, era una risa como de hiena hembra que llama a su camada, que ponía los pelos de punta   - esta misma rima  me la repetía siempre -.

Mi Santa madre que en paz descanse, a mi padre no lo conocí jamás, cuando me ordenaba que hiciera algo, obedecía como un autómata. Pero bien vamos al grano enano.  Voy a ser objetivo, claro y contundente, y no admito críticas, se lo advierto, creo fervientemente en la moral imperativa y excluyente.  Como decía el gran Le Rochefoucauld en sus magistrales “Máximas”: « La chance transforme tout au profit de ceux qu’elle favorise », y a usted querido amigo la suerte le ha abandonado. Es como con la pasión, que  a menudo convierte en loco al más sensato de los hombres, y a menudo también hace sensatos a los más locos. ¿Me explico?. Bien dejémonos de monsergas y vayamos al grano mi pequeño enano. ¿Me explico? repitió mientras  consultaba la ficha de su paciente:

-Bien… muy bien, Señor mío, tiene un curioso apellido igual que el mío, Servilleta y Melón, es gracioso, jajaajajaja…auauauaua – su risa estridente le provocó pavor.  ¡¡¡PRO-RO-RO-RO-RO-PRO¡¡¡.  Se tiró un pedo como diez cañonazos. El hedor le llegó al instante pero simuló no enterarse.

-Perdón, tengo mi estómago muy delicado y no puedo contener mis gases, ¿me entiende?. Vamos a ver, ¡PRUPRUPRUPRU…PALOMAAAA…PUPUPUPU…PALOMA… , perdón, aquí tengo el resultado de su análisis - lo miró fijamente a los ojos durante unos interminables segundos- : Lamento comunicarle mi querido amigo Servilleta que a fecha de hoy tiene el SIDA. Sí, el Sida…, S de Sodomita – como tu maldito Pecador, pensaba MELON  - , I de Italia, D de Dedo – por el culo te lo pondrían - y A de Amargura. Y se trata de una variante que no perdona, le cálculo máximo un año de vida – viendo la reacción de aquel degenerado se sentía como  un ángel caído del cielo portando una espada victoriosa para exterminar a todos los dementes de la Tierra  – pensaba el Doctor - .  No puedo hacer nada por usted.

Y ahora entre amigos debo preguntarle: Algo malo habrá hecho para infectarse , ¿Verdad pillín?. Pillín, pillín… , ¡confiese¡: ¿Ha tenido relaciones con  hombres verdad  ?. ¿O con un asqueroso travestí verdad? . ¿Ha frecuentado los tugurios del vicio, como las saunas húmedas para homosexuales con olor a semen  , ¿verdad mariconcete?.

 

SERVILLETA, quedó aterrorizado, no podía creerlo, sintió como si ya hubiera vivido aquella pesadilla en otra vida o en un sueño. De joven había leído algo de aquel fenómeno, conocido con el nombre francés del “deja vu”, en español:   haber visto o  presenciado algo y tener la sensación de haberlo vivido anteriormente,  quizás en otra vida.

-Yo como médico sólo procuro contribuir al bien común, como el gran Hipócrates.  Practico como los clásicos filósofos griegos nos explicaban, la danza circular de las Tres Gracias: “Dar, recibir y devolver favores” - Hablaba moviendo los brazos como un molino de viento, tartamudeaba -,   por desgracia doy-doy todo-todo lo que-que puedo pero casi nunca-nunca-nunca-nunca, ni de mi mamá,  he recibido ningún favor. La, la , gen , gente, es así de desagradecida.  Debemos evitarnos plantearnos preguntas que no tienen respuestas., ¿me escucha Servilleta? – recuperó su energía,  tenga tómese dos pastillas para relajarse, son de cosecha propia.  Tenga un vasito de agua de Viladrau y tómeselas enano, ¡se lo ordeno y mando¡.

Servilleta obedeció sin rechistar.  Miraba al Doctor y ya no entendía nada de lo que decía, era como ver una película muda del Gordo y el Flaco, sólo divisaba en la oscuridad de aquella consulta   el movimiento de sus labios viscosos , sus gestos grandilocuentes y como le relimaba su saliva. Veía al Doctor como un monstruo bifronte con dos cabezas que miraban en sentido opuesto de manera que no se le escapaba ninguna imagen a su alrededor. La cabeza le daba vueltas. Sentía un dolor como si le hubieran clavado cristales rotos en su cerebro.

El Doctor lo controlaba  todo: La vida diaria de sus pacientes. El método era un chip que introducía en el cuerpo de los centenares de personas que había operado. La mayoría eran intervenciones quirúrgicas innecesarias con falsos diagnósticos. Eran gente mayor adinerada, casi todos  sin familia directa, mujeres solteras a las que dominaba a su antojo, y un Notario primo suyo se encargaba del papeleo, herencias, donaciones, legados de enormes fortunas. Ninguna sabía el final que les esperaba: el sótano o la funeraria.

 

De pronto Servilleta explotó:

-¡Pero esto es imposible Doctor MELÓN , mi esposa, fallecida el año pasado,  es la única mujer con la que he tenido relaciones en toda mi vida¡. Jamás he entrado en ninguna sauna, Le recuerdo que estuve ingresado hace seis meses  en su Clínica por mi próstata y me hicieron transfusiones diarias, y quizás la sangre estaba infectada… - mientras hablaba  sudaba tanto que parecía que acababa de ducharse, empezó a temblar, el miedo se adueñó de su estómago y sentía un dolor insoportable.  

El doctor no mostró ninguna muestra de afecto, como si se alegrara por el sufrimiento de Servilleta,   gozaba con ello : ¡ Que Dios nuestro señor le perdone sus pecados¡, la boca  se le crispó en un rictus sombrío y las cejas se movían sobre sus ojos como si fueran alitas  de cientos de murciélagos. Ya se lo he dicho una vez y  no admito réplicas. ¡Arrodíllese¡. Tiene el virus y no le dé más vueltas. Deberá acudir a urgencias y le derivarán al especialista, no sufra. Le  servirá de lección por sus actos impuros. Siempre tiene la salida de la eutanasia para evitar los terribles dolores que padecerá conforme avance su enfermedad

 

De repente, se oyeron unos aullidos y llantos que venían del piso de abajo. El Doctor observó un cambio en el rostro de Servilleta,  tenía un don extraordinario para adivinar lo que piensan los demás con sólo mirarles la cara, y ahora veía un cambio amenazante – maldijo al colombiano, este maldito perro inútil se habrá olvidado de insonorizar el sótano  - , los aullidos no cesaban, y el Doctor empezó  silbar una canción de Navidad mientras enviaba un email al Colombiano: ¡¡ pulsa el silenciador del sótano imbécil ¡¡.

¿Le apetece un poco de música?. Puso en marcha su aparato musical, sonó una canción de MASSIEL. ¿No le parece maravillosa la voz de esta gran mujer?. ¡La la la la la ¡¡la la la la la¡, un honor para España , ganó el Festival de Eurovisión sabe… y se puso a cantarla de nuevo imitando a la perfección la voz de la cantante.

Decidió cambiar su discurso, tenía un mal presagio con aquel tipo, estaba convencido que lo habñia descubierto, y como fuera debía ganarse su confianza.

- Si , me acuerdo del lalalalalaa.

MELON ignoraba que SERVILLETA había sido Inspector de Policía  y tenía buenos amigos: un ex Médico Forense jubilado en el Ministerio del Interior y un veterano Abogado penalista  de Barcelona: MARIMÓN MARIMÓN.

 

- Vamos a ver… Sobre su pregunta de la transfusión de sangre contaminada sólo puedo decirle que es posible, es posible, pero improbable… pero es posible, por ello le haré una nueva prueba – su tono de voz había cambiado, ¡parecía la voz de una mujer¡ - , quizás haya ocurrido un error en el laboratorio de analítica. ¿Le apetece un cafetito , me lo trae expresamente MARIANO  , el joven de recepción, es Colombiano , sin duda prepara el mejor café del mundo..

- ¿No le ha ofrecido una tacita?. -Hablaba con voz de mujer-.

- Pues la verdad es que no, se le habrá olvidado no se preocupe, no me apetece - Servilleta se moría de ganas de largarse de aquel lugar, percibía que el Mal lo iba a devorar de un momento a otro.

La daré hora para que le hagan inmediatamente otro análisis. Y el inútil de fuera se va enterar, ¿cómo ha podido olvidarse de su café?.

-Y , por cierto Sr. Servilleta, ¿usted a qué se dedica? . ¿Tiene familia?.

-Sólo soy un funcionario retirado. Viudo y con una hija – se arrepintió al instante de haber nombrado a su hija ESTRELLITA.  

-¡Una hija pija¡. Qué ilusión tener hijos. Creced y multiplicaros, decía Nuestro Señor. Yo por desgracia no tengo hijos, pero mis pacientes son mi gran familia y yo cuido de mi rebaño. Reconozco que soy un hombre raro, como una oveja negra.

-Le acompaño en el sentimiento y por supuesto no le cobraré La visita… - se la descontaré  del sueldo de esta rata  colombiana pensaba con rabia contenida, y no dejaré pistas.

Sin motivo alguno el Doctor empezó a llorar, SERVILLETA permaneció inmóvil con cara de bobo.   

-Sepa que yo también he sufrido graves desgracias cuando era pequeñito y aún sufro por ellas,  como muestra de la estima y confianza que siento por usted le confieso que nunca tuve madre y que mi padre nos abandonó al nacer yo.  No puede imaginarse esto amigo mío – utilizaba su pañuelo   como una máscara sollozando como una niña y con voz de mujer - la indiferencia, la faltas de amor de mi madre cuando era un niño. Sí señor, mi madre era un monstruo y al mismo tiempo una monstruosidad - A SERVILETA le temblaban las piernas - , supuse que estaba loca, años después de que falleciera –.  En realidad,  Melón a los quince años  mató a su madre, la ató a una silla tapándole la boca con cinta aislante torturándola durante tres días, apuñalándola por todo el cuerpo, taladrándola  y quemándola viva en una torrecita incomunicada que poseían en los bosques del Pantano de Sau donde lanzó sus cenizas-.  Consulté las penalidades que me causó a un médico sevillano que resultó haber sido amante de mi madre. Pero el tal médico sólo me dijo: Oh¡ No, no, tu madre no está loca, únicamente era mala, muy mala.  Estoy convencido que mi madre es la causa de todo el mal en mi vida.

Para olvidar estos recuerdos debo  inyectarme  “oblidex”, un fármaco revolucionario, una microdosis de LSD, que sirve para borrar de  la memoria los malos pensamientos en solo cinco minutos. ¿Quiere qué le inyecte ahora mismo  una dosis?

-No, no,  gracias… ya estoy mejor y debo ir a buscar a mi hija al Conservatorio. Debo marcharme Doctor – se maldecía de nuevo por haber mentado que su tocaba en el Conservatorio. ¡Imbécil¡.    

-Pues claro hijo mío, si le parece mañana muy pronto le practicaré la segunda prueba. No olvide venir en ayunas. Será un gran placer poder conocer a su hija música, debe sentirse muy orgulloso y le aconsejo que no explique a nadie lo del diagnóstico. Puede haber un error, tenía razón.  

-Bien, pues le espero la semana próxima, mismo día y misma hora - el Doctor se despidió sonriendo beatíficamente. Seré una ratita buena para mi flautista de Hamelín SERVILLETA.

-De acuerdo, hasta entonces Doctor. – saliendo de la consulta podía oír las risotadas del Doctor.

 

-¡ Espere¡  Aquí tiene el sobre con la derivación al Dr. CABEZÓM, quizás el mejor especialista de Europa de enfermedades infecciosas.  Si el análisis descarta que tiene el virus, para celebrarle, con mucho gusto estaré encantado de invitarles a cenar a usted y a su hija. Tengo su dirección y su teléfono. Hágame caso Sr. Servilleta , le conviene una purga o un retiro espiritual en Lourdes o en un Monasterio de su propiedad perdido en los Monegros – una sonrisa mecánica separó sus  labios húmedos entre los que asomó una enorme cola de caimán.

-Y si lo desea, y acabo, le derivaré a otro colega mío experto en purgas – otra mentira , Servilleta no necesitaba ninguna purga y el Doctor no tenía a ningún amigo especialista. En realidad no tenía ningún amigo.  Y no olvide lo que le dije, si siente remordimientos insoportables tiene la solución para acabar con ellos en mi nueva Clínica Eutenásica MELÓN que  inauguré la pasada semana. Tengo una lista de espera enorme, pero podría reservarle una hora por ser usted. Que tenga usted un buen día y que Dios le acompañe Bien, pues le espero mañana - el Doctor se despidió sonriendo beatíficamente.

-De acuerdo, hasta mañana Doctor.

 -De acuerdo Doctor. Igualmente, gracias. – tengo que averiguar todo lo que pueda de este loco.  

Algo le había conmovido hondamente . Ya en la calle, tras pasar el control del dispositivo de seguridad, sintió una fuerza extraña, ajena a él mismo, pareció prestarle ingravidez. Se abstrajo, renunció  a pensar. Sintió incluso el deseo de no oír su propia voz, de no ser , de convertirse en sombra. Una sombra fuera del tiempo.

 

 

 

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

ELS DIARIS DE 1991

EL INTERROGATORIO

EL ASCENSOR