EL DESGRACIADO

 


                                                

                                              

                

¿Señor y usted que es?. Un desgraciado.  Así contesta Robert Duwal al niño que encuentra sentado en unas escalinatas al final de la muy buena película DÍA DE FURIA .   El policía convertido en héroe justo el día de su jubilación. al Robert DUWAL al niño que encuentra al final de la muy buena película "DÍA DE FURIA" ¡Ayer firmó el Contrato¡. ¡80.000.-€ al año¡. Estaba eufórico y la primero que hizo fue llamar a sus dos hijas – Luís estaba divorciado – y sus dos niñas lo eran todo para él.

Mañana voy a organizar una cena con mis amigos para celebrarlo, y así la noche siguiente ocupaban una mesa en el Restaurante PALERMO, que frecuentaba desde hacía muchísimos años, estaba justo al lado del ICAB, Mallorca con Roger de Lauria, y donde se comía estupendamente a un precio justo teniendo en cuenta que la carne y el pescado eran frescos y su pastel de queso era legendario. 

Había pactado con Carlos, el dueño del local, un menú a 30.-€ por cabeza, y pidió que se sirviera un tinto de una cooperativa de Cariñena que servían helado, que él lo combinaba con gaseosa. No faltó nadie. Por la tarde había preparado un pequeño discurso que consistió en frases sueltas de los pensamientos de MARCO AURELIO en sus “Meditaciones”, con alguna nota humorística de su cosecha.  Recibió regalos de sus amigos y efusivas felicitaciones por haber sido nombrado técnico jurista en una Sociedad Municipal del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat.

Estaba buscando piso para por la zona para evitar desplazarse cada día desde Barcelona.

Avisó a sus amigos que las copas extras iban a su cargo, lo que todo comprendieron, Luís no bebía alcohol, excepto un poco de vino con gaseosa y alguna cerveza al terminar su trabajo, que le servía para relajarse.

Aquel día luís se excedió con el vino y tras despedirse de todos notó que estaba algo ebrio por lo que decidió ir andando hasta su casa, estaba exultante y hablaba solo por la calle profiriendo  frases inclasificables. A su edad decía lo que le daba la gana. Se sentó en un banco de la Diagonal y encendió un cohíbas que le había obsequiado un amigo. Se sentía el rey del mundo y con el puro hacía gestos como los de los gánsteres de las pelis en blanco y negro de los años cuarenta del siglo pasado. Estaba borracho perdido, y la mezcla del vino con los antidepresivos acentuaba este estado. 

Se levantó como pudo mordiendo el habano para buscar un taxi, y justo entonces al cruzar la acera lateral de la Avenida se desprendió una losa gigante de un viejo edificio noble y le destrozó el cráneo. Muerte instantánea.

Su entierro fue multitudinario, y su hermano cumplió con su deseo de que dentro de la caja mortuoria le pusieran un puro apagado. Aquella fue la última imagen de Luís antes de ser enterrado seis metros bajo tierra.

                   FIN 



    
                                               El emperador y filósofo MARCO AURELIO 121-180 dc.



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