LA FASCINANTE BARBILLA DE ROBERT MITCHUM


 

 

LA FASCINANTE BARBILLA DE ROBERT MITCHUM

Publicado en la revista la Garza en  agosto de 2013

Dedicado a la compañera del ICAB y coordinadora de la Fundación Ignacio de Gispert Sra. Isabel Luna , por su amor compartido hacia Robert Mitchum.

“En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza.

“Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo – ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas…Con sus palabras,  comprendí que quería decir mucho más. Queda dicho que tengo una gran tendencia a reservarme toda opinión, hábito que me ha facilitado el conocimiento de las más extraordinarias  naturalezas. “

The Great Gatsby – F. Scott Fitzgerald (1925)

-¡Escribe cien veces : soy un vago y un  borracho¡. Y , cuando hayas terminado te doy permiso para que hoy puedas ver  “La noche del cazador” , hijo mío, verás que machote era Robert Mitchum.  La proyectamos en el Cineforum de la sala de visitas “La Moreneta” de este insigne Hospital psiquiátrico” , hoy a las 21 horas , y no te duermas…titi – el cuidador NICANOR le pellizca con saña la oreja al  paciente  recién ingresado a la fuerza  – y no me vengas con tus proclamas de conspiraciones… –NICANOR  entonaba  como un mariconazo de la Barceloneta, y de sus gruesos labios  se desprendía un hilillo de baba, que dejaba caer sobre su extraña  barriga puntiaguda.

-Yo no escribo proclamas Sr. NICANOR , sólo me quejo de que me han acusado de querer atentar contra el  presidente de la Generalitat, me acusan de un acto de traición. Y debo pedirle una explicación : ¡ no me gustan las películas en blanco y negro ¡ - el interno escupió a los pies de NICANOR.

 -Que sonado estás ¡hijo de Satán¡… pero ya verás, ya verás… las cosquillas  de las descargas eléctricas que te hemos preparado para merendar.

Mientras a apenas 50 kilómetros de distancia MARIMÓN , sentado en su jardín, leía su nueva novela bajo un sol aterrador, antes amarillo, rojo al alba y ahora de un color pálido como de vino blanco rancio. El sol flácido le hizo desistir de dar su paseo matinal. Se había comprado “Opiniones contundentes” de NABOKOV . Le había encantado la lectura de ADA O EL ARDOR , escrita en 1969, en la vejez del grandísimo escritor de origen ruso. De fondo, oía la voz tristísima de ERIC CLAPTON y su tema TOKIO BLUES de 1979. Qué épocas, se decía entre melancólico y algo aburrido, esperando la cena que le servía su Tía Rosa, sentado en su viejo sillón de mimbre. Miró hacia el cielo, y entrevió a ALGOL, la que dicen es la estrella favorita del diablo,  la observó con su catalejo como brillaba de forma  intermitente pero  con alegría inmortal,   con fervor.

Pensaba en el extraño encargo profesional del amigo de su l amigo y antiguo cliente Sr. Luís MASUET.  Debía visitar a un paciente que había sido ingresado a la fuerza en el MANICOMIO DE SANT BOI por unos familiares ávidos de herencias para lograr incapacitarlo.

La traición, como muy bien escribió el monumental estadista siempre enganchado al poder, de monárquico a revolucionario , TAYLLERAND (1754-1838), es sólo cuestión de tiempo. 

 Mañana, deberías  ir al Manicomio, para al menos darle ánimos y que vea que no está solo el pobre desgraciado este – le había dicho su cliente – y le ingresas 100 euros en su peculio,  al menos que pueda comprar tabaco y beber alguna Fanta de limón, su bebida favorita.

El Manicomio de Sant Boi de Llobregat, a solo 15 km de Barcelona, es uno de los más antiguos de España. Una historia concadenada de descargas eléctricas, golpes de porra, duchas escocesas y  Padres Nuestros que estás en el Cielo…

El actual Director , el joven psiquiatra Porfidio Pujolres , inyectaba a sus pacientes o cobayas , como alegremente se jactaba de decir esta eminencia de la ciencia, una nueva droga en su laboratorio secreto, en los sótanos del antiguo hospital.

El Dr. Pujolres siempre reía como lo hace una hiena de la sabana africana después de fornicar. Antes de salir del laboratorio le pegó otro cogotazo en la cabeza a su cobaya que se retorcía inútilmente de dolor. Un golpe seco, ni muy fuerte ni muy flojo, lo suficiente para hacer daño. Muchos cobayas, hombres o mujeres sin familia alguna, tanto da… no han vuelto a ser vistos jamás.

Mientras cenaba su ensalada de tomate y cebolla y su tortilla a las finas hierbas, MARIMÓN quiso ver de nuevo LA NOCHE DEL CAZADOR. Una fascinante película y obra maestra absoluta, fue dirigida por  Charles LAUGTHON (1899-1962), y a la postre fue la  única incursión como director de cine de este genial artista obeso, con labios muy gruesos  de bueno o de malo, según se terciara en los guiones de las decenas y decenas de películas en la que apareció, y que nos quedan para siempre jamás en nuestra memoria de aficionados al séptimo arte.

No obstante, el protagonista absoluto de este terrorífico film  es uno de los iconos de MARIMÓN : Robert Mitchum , nació en Connecticut  en 1917 y murió en Santa Bárbara (California) el año 1997. Interpreta el papel de malo, malo.  Más malo que Pierre el Letón , el digno ladrón y asesino que retrató SIMENON en “LA MUERTE RONDA A MAIGRET” . Mitchum, con sus ojos negros, su mirada de diablo loco, con un enjambre asombroso de pelo, peinado hacia atrás y engominado con fijador y brillantina. Y en el eje de su rostro lucía una barbilla con una fascinante línea divisoria. La última y ya breve aparición de Robert fue en el año 1979, en DEAD MEN dirigida por uno de sus maestros de entonces, el alemán JIM JARMUSCH.   MARIMÓN recordaba haber visto aquella película en el hoy desparecido Cine Alcazar en la Rambla Cataluña, y se sintió más fuerte que nunca, preparado para lo peor.

En el comedor del Manicomio , los internos bostezaban como asnos, y como cada día el Dr. Porfirio Pujolres hizo su entrada triunfal, se dirigió hacia una pobre mujer que se había dormido con su cara dentro del plato de sopa de plástico , y le tiró bruscamente del pelo, cortado casi al rape:

 -Toma,  ¡zorra subnormal ¡ , nos querías sopa, toma dos platos – dijo a la desgraciada dándole una sonora bofetada – y da gracias a Dios por tenerme delante de ti como tu ángel de la suerte.

MARIMÓN conservaba una pequeña fotografía en blanco y negro datada en 1945,  que había recortado de un breve, conciso y buen artículo de la periodista de La Vanguardia Mónica Rakosnik titulado “El chico malo del cine”. Se fijaba horas y horas ante esta pequeña foto observando con su lupa la barbilla cortada como una hoyuelo que poseía Mitchum. Era una auténtica obsesión la visión de su barbilla. Marimón pulió bien los márgenes de esta fotografía, y la enganchó con precisión de cirujano, con  cola blanca,  en último cuaderno. Todo con movimientos lentos, lentísimos. Le quedó cola en sus dedos mientras pensaba que podría continuar trabajando con lo que le gustaba, pero ello en el fondo de su corazón le producía cierto desasosiego parecido a un sentimiento de culpa. Hacer sentir nuestra dignidad produciendo valores que sirvan a los demás. ¡Qué tonto era el pobre¡.   

Pero aquella noche tuvo una terrible pesadilla. Una joven le pellizca el brazo con una tenazas de plata, y luego le acabó arrancando un pedazo de su oreja derecha.  Despertó chillando como un poseso y perdió el mundo de vista.

                                      FIN  

 

 

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