LA HABITACIÓN DEL TERROR texto revisado
LA
CASA DEL TERROR
I
Tumbado en su habitación, siempre cerrada
con una cadena y dos paños, LUÍSITO recitaba de memoria, como cada mañana, lo que le dijo hace exactamente un año, aquel psiquiatra
sabe-lo-todo llamado Dr. Zoquetes del Centro penitenciario para enfermos
mentales peligrosos de Alicante: LUÍS, no todo es malo, pero puede llegar a serlo
como ha sido tu caso. Mañana sales en libertad, han pasado trece años, ya has
pagado con la justicia, te quedan muchos otros por delante, pero si no das un
giro de 180 grados es imposible no ruborizarse – no tenía ni idea que
significaba aquella palabra tan rara- por tu ignorancia del mundo que podrías conocer
y que ya no conocerás. Tu agresividad y
tu impaciencia que como escribió FRANK KAFKA – ¿quién coño es este PAFCA? se
preguntaba mientras asentía con una sonrisa falsa con sus uñas
como cuchillos rabiosos atenazándole las manos ocultas bajo el chándal de preso -, te repito: la impaciencia, lo
contrario a la buena virtud de la prudencia, es una especie de ambición frívola
y avidez grosera, es un pecado -¡cura cabrón¡ como el del orfanato que le chupaba la polla cada día para librarse de sus palizas - reconduce tu vida, acaba la ESO, lee, haz
ejercicio a diario, se curioso, la curiosidad es el combustible que impulsará tu conocimiento, no intentes cambiar situaciones cuya solución no están a tu
alcance, vive el presente, la vida puede ser maravillosa. Que tengas mucha
suerte y recuerda lo que he dicho, te doy tratado con unos consejos del
Estoicismo que te pueden ayudar, espero te sirvan. Bien, creo que esto es todo,
ya sabes dónde estoy LUÍS. Adiós. Adiós.
Lo primero que hizo antes de tomar
el autobús hacia Barcelona, fue tirar a la basura aquel libraco y escupirle
encima.
II
Aquella casa era el infierno, gente
que entraba y que salía de sus cuartuchos ocultándose bajo el más estricto
silencio para evitar ser vistos por aquél. La tensión era enorme, insoportable.
Encontraron a Julio César muerto en
su habitación, contigua a la mía, era la única persona a la que saludaba con un
hola y un adiós, se había suicidado cortándose las venas, todo el pasillo era
un lago de sangre, su cuerpo aún estaba caliente. Alguien le cerró los ojos y
lo cubrió con una sábana. Alguien llamó a la policía. En pocos minutos se
personó una dotación de los Mossos d’Esquadra, lo primero que hicieron es
comunicar la muerte al Juzgado de Guardia de Barcelona, debían esperar la llegada del juez y el médico forense para poder levantar el acta de defunción y
certificar la causa del fallecimiento de
aquel malnacido, el chivato del Super-hombre, el jefe, la sombra que nunca
había poder ver.
LUISITO temblaba, permaneciendo en
el más absoluto silencio y haciendo caso omiso a las llamadas a la puerta de su
habitación. ¿Hay alguien aquí?. ¿Hay alguien aquí?. Acababa de cumplir catorce años
de prisión por asesinar a su padrastro con alevosía, premeditación y
ensañamiento. Lo descuartizó. El año pasado salió en libertad condicional y cada quince días durante
dos años debía personarse en la Ciudad de la Justicia para firmar. Su peor
calvario. No soportaría volver al Manicomio, antes la muerte. Cálmate tete no tienes que temer nada, ha sido un suicidio, pensaba para sus
adentros. Empezó a sollozar y mordía su mano para que no lo oyeran. Ya no
puedo seguir viviendo aquí como un perro
abandonado perdido en el bosque cubierto de nieve – tenía un sueño recurrente
con la imagen del animal perdido en unas colosales montañas nevadas- La nieve
estaba sucia (1).
III
Aquella noche tuvo otra pesadilla
horrible, salía de un concierto con unos amigos de Cornellá, estaban contentos,
de repente se
encontró caminando solo por la Ronda del General Mitre de Barcelona, y al llegar a la Diagonal se topó
con una chica chonis, muy atractiva y
con pinta de gamberra - vaya guarra me la comería enterita -, sería de su edad y esperaban algún bus con destino a Cornellá, cuando se acercó se percató que era Mónica Osaca, con la que
mantuvo un romance hacía muchos años, antes de la tragedia con su padrastro, la
encontró más guapa que nunca, con un peinado corto y muy moderno. Ella se le
acercó, iba muy bebida, su aliento olía
a chupitos de vodka -, y le dijo burlándose: Luisito siempre serás un pobre
desgraciadito. Se quedó helado, como si un hachazo le partiera el corazón. Hundido, cabizbajo, se alejó de Mónica corriendo hasta que se topó con un lujoso
bar, flotaba, se le acercó el camarero,
y muy amablemente le dijo: Señor aquí tiene el bolso que ha olvidado su esposa.
Calló, cogió el bolso y se limitó a decirle muchas gracias amigo. Salió de aquel
local como un rayo, le habrían confundido con el marido
de aquella mujer. Ya lejos, se sentó en un banco, abrió el bolso y halló un
buen fajo de billetes nuevos de veinte euros. Sólo de veinte euros. Se
incorporó, estaba totalmente perdido, no sabía dónde se encontraba, ni de dónde
venía.
III
De madrugada, despertó muerto de
frío en un banco de un gran parque, encontró un bar abierto, pidió una copa
de coñac – Soberano, su preferido-. Un
pijo se sentó a su lado en la barra, estaba leyendo El Periódico y fue entonces
cuando pudo leer: “Trágica muerte de una
joven en la Avenida Diagonal. La policía ha descubierto alertado por un vecino
el cuerpo sin vida de Mónica O. salvajemente asesinada por un hombre sin
identificar que le propinó veinte puñaladas. Se busca algún testigo que pueda
lograr identificar al autor de este macabro caso.”. De improvisto, le entró
un ataque de risa, una risa espantosa, el pijo y el dueño del local lo miraron
como a un loco borracho, sintieron miedo. Salió de aquel bar sin para de reírse,
pudo encontrar una parada de metro, tomó la línea azul con parada final en
Cornellá y se dirigió corriendo como un poseso a su habitación.
FIN
(1)
“La nieve estaba sucia” una de las mejores novelas
de George SIMENON.
Recomiendo encarecidamente leer LA NIEVE ESTABA SUCIA de G Simenon. No se arrepentiran. A Soms
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